8 de febrero de 2011

16 Noviembre de 2006, 22:50


"Ya tenés una década, nena" me dijo mi abuelo diez años atrás.
La sensación que me produjo ese comentario fue un poco de melancolía, casi dejaba de ser una nena, a partir de ahora, ni daba jugar a las barbies, o ponerse esa remera de minnie.
Lo que no sabía es que los próximos diez años hiban a ser una montaña rusa de los mejores momentos, de derrocar mitos, vivir y descubrir superando miedos, y mirar atrás y saber que no cambiarias -casi- nada.
Muchos momentos, muchos amigos, y muchos sueños se quedaron en el camino, pero a cambio llegaron muchas otras cosas mas.
Esa es la diferencia ente aquel día y hoy. Que hoy miro atrás, y si extraño (los veranos de tardes eternas en bici, la rebeldia en el huerto, la anarquia del sancar, los vagos y los licuados de oreos, los almuerzos tallier y doce, los synergys y las noches en tribunales, las noches de videojuegos en lo de flavio, los cuentos, las canciones , los besos la magia, las vueltas del colegiio con olor a jazmin en el aire) Pero miro hacia adelante y sé que hay mucho mas.
Igual de desconocido, mucho mas por descubrir. Que no hay estructuras y nada empieza ni termina donde lo esperás ni donde se supone que debería. Tengo veinte y puedo pretender que algun día voy a ser libre, y que voy a dejar de ser una nena. Pero los adultos son chicos amaestrados, y yo siempre la jugué de rea.
En un mundo tan agridulce, tan lleno de belleza, de hipocrecía y de espanto, es necesario sacar lo mejor de uno y regalárselo a algún puñado de gente, porque el mundo se cambia cambiando y yo no creo en el cielo pero si creo que lo que hacemos nos trae felicidad durante la vida, no después.
Y un dia el sueño termina, y veinte años son un segundo.

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