8 de febrero de 2011

11 Julio de 2006, 17:18


"Habrá pocos de nosotros que no se hayan despertado algunas veces antes del alba, o bien después de una de esas noches sin sueños que nos hacen casi enamorados de la muerte, o después de esas noches de horror y de alegría informe, cuando se deslizan fantasmas más terribles que la misma realidad, animados con esa vida ardiente propia de todo lo grotesco, y que presta al arte gótico su paciente vitalidad, ya que ese arte es especialmente, y puede creerse, el arte de aquellos cuyo espíritu ha sido turbado por la enfermedad del ensueño...
Gradualmente unos dedos blancos trepan por los cortinajes que parecen temblar...Bajo tenebrosas formas fantásticas, sombras mudas disimulándose en los rincones de la habitación, y allí se agazapan...
Velos y velos de fina gasa obscura se levantan, y poco a poco las cosas recuperan sus formas y colores, y acechamos a la aurora rehaciendo el mundo en su antiguo molde.
Fuera de las sombras de la noche, resurge la vida real como la conocimos. Nos es preciso recordar dónde la dejamos y entonces, apodérase de nosotro un terrible sentimiento de la continuidad necesaria de la energía en algún círculo fastidioso de costumbres esterotipadas, o quizás un salvaje deseo de que nuestros párpados se habran una mañana sobre un mundo que hubiese sido creado de nuevo en las tinieblas, para nuestro placer; un mundo en el cual las cosas tendrían nuevas formas y nuevos colores; que estaría cambiado, que tendría otros secretos, un mundo en el cual el pasado ocuparía poco o ningún lugar."
O.Wilde

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