22 de febrero de 2011

10 Agosto de 2008


"Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elije y te dibuja en la cara, una boca elejida entre todas, con soberana libertad elejida por mi para dibujarla con mi mano en tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja. Respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiendose, jugando en sus recintos de perfume viejo y silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuvieramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un brebe y terrible absorber, esa instantánea muerte el bella. Y yo te siento temblar conta mi como la luna en el agua."

Rayuela,
Cortázar.

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