26 de mayo de 2011

Si por leer a los sabios, evitásemos caer en las trampas de las que hablan o los vicios de los que pretendieron huír, estaríamos dando un paso hacia adelante, cultivandonos de la sabiduria humana, como pretendemos hacer.
Pero no importa que tan bien comprendamos las palabras de estos hombres, cuantas veces las leamos o las pronunciemos con nuestros labios. Esos mismos labios desean cometer los errores, nosotros que despreciamos la vanidad y el fango, cerramos los ojos y tropezamos con la misma piedra. Los mismos sabios cometieron esos errores, e inmortales fueron solo sus palabras de arrepentimiento que los enaltecen. Qué tanto mejores seríamos aprendiendo de ellos. Y que tanto peores cometiéndolos, porque nuestro error es conciente, y no producto de la inocencia. Una vez que sabemos, estamos condenados.
La ignorancia es la mediocre felicidad.

24 de mayo de 2011

Between the pedestals of night and morning
Between Red Death and Radiant Desire,
with not one sound of triunpth or of warning
stands the great sentry on the Bridge of Fire.

Oh trascient soul, thy thought with dreams adoring,
cast down the laurel, and unstring the lyre:
the wheels of time are turning, turning, turnin,
the slow stream channels deep and doth not tire.

Gods on their bridge above
whispering lies and love
shall mock your passage down the sunless river
wich, rolling all in streams,
shall take you, King of Dreams,
unthroned and unapproachable forever
to where the kings who dreamed of old
whiten in habitations of monumental cold.

James E. Flecker
1884-1915

23 de mayo de 2011

"...Me decías que no tenías conmigo 'deuda espiritual de ninguna clase'. Al leer esta afirmación, entendí que era la única verdad que me habías escrito desde el inicio de nuestra amistad. Comprendí que alguien menos culto que yo te habría correspondido mucho mejor. No interpretes en esto la menor mordacidad; lo apunto simplemente como algo que regula todas las relaciones sociales. Sabemos que la conversación es el eje de todas, lo mismo en el matrimonio que en la amistad. La comunicación humana requiere una base común, y ésta no puede existir entre dos seres de cultura completamente distinta. La vulgaridad en el modo de pensar y de obrar no deja de tener cierto atractivo; expresa un tipo de discurso a veces muy ingenioso, utilizado por mí en muchas paradojas y obras de teatro; pero a menudo, yo mismo me hastiaba de este recurso aburrido y, en ocaciones necio. Sólo hemos coincidido en el fango, donde, por muy fascinante que fuese el tema de tu conversación, acababa por resultarme demasiado monótona e intrascendente. Por lo general, me moría de aburrimiento, pero lo soportaba, igual que tu aficción por las varietés o tu manía de despilfarrar en el comer y el beber. A esto no había más remedio que resignarse, y formaba parte del alto precio que había que pagar por tu afecto..."

O.Wilde.

16 de mayo de 2011



 Yo nunca tuve miedo de tomarle la mano a deseo aún conociendo el fondo del precipicio.
A veces los momentos tienen alas y vos nunca viste los amaneceres desde el cielo.

15 de mayo de 2011

"Había una juventud que estaba cansada de ser nada. Ellos querían verse las almas, querían gritar sus palabras de ingenua sabiduría.
Había más que las rancias costumbres, había en las calles chicos inteligentes con mucho que decir. Yo quería escucharlos, quería que fuesen oídos. Quería ahogar la cacofonía de la ciudad con voces e ideas.
Encontré un verdadero motivo. Quería ser quien reuniera a aquellos chicos, quería encontrar un espacio para ellos. Quería hacer historia. Cuando estuvo tan claro frente a mis ojos, sólo quedaba avanzar."

"A0"

14 de mayo de 2011

Con los sentidos afilados, se movía como una pantera. Siempre parecía dueña de un gran secreto, la protagonista de todos los engaños. Era como un animal contenido, siempre en busca de algo por encima de tu hombro, y si te miraba parecía meterse en tu cabeza y robar el secreto que más te avergonzaba.
Tal vez yo la idealizaba demasiado. La miraba y me parecía un monstruo antiguo, mitológico, lleno de trajedia. Parecía antigua como Diana o Minerva, y me intrigaba su pasado. Me preguntaba qué clase de hombre podría haber amado, y quien podría haber herido a alguien como ella. Sólo un Júpiter...no! un Saturno, devorador de hijos lo podría haber echo.
Una vez se lo pregunté, tras un largo día trabajando juntos, refujiado en las sombras del estudio y en la lijereza que trae la falta de sueño. Ella sólo me sonrió con su sonrisita irónica. Nunca voy a olvidar como las luces jugaban en su cara.


"A0"
Mari.

1 de mayo de 2011