"El hombre perteneciente a la elite busca instintivamente su torre de marfil, un baluarte que lo libere de la masa, del vulgo, de la muchedumbre (..) Pero si permanece altivo y taciturno en su refugio, entonces es que no está hecho para el conocimiento, que no está predestinado para él. Si lo estuviera, llegaría a decirse un día: ¡Al diablo con mi buen gusto!"
F.N.
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