Que haya un Él en alguna parte, nunca mío, sí para mí. Hacia él me dirijo como tirada por perros furiosos, y en el no llegar apuesto mi vida. Huyo de la esclavitud del tener, muerta de risa, muerta de pena, más viva que nunca. Y no alcanzaría el mundo para llenarme si quisiera lo contrario.
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