29 de mayo de 2012

Quería que pudiesen sentir cómo me abrasaban las venas, ese sentimiento de inmadiatez y de final. Cada momento era vital, cada minuto el último, yo lo sentía así, era una sobreviviente de mis ganas de vivir.
Todo el mundo tan apacible, viviendo cada día por vez. Y yo sentía que la vida era maravillosa y se me escapaba, la veía desde mi telaraña de cotidianeidad. No podía soportar la idea de que los demás no se desvivieran por correr en el viento, escapar de todo, porque sin secuazes rebelarse era tan difícil. Deseaba atrapar el sol antes que se escapase por el horizonte porque si no era hoy, no sería jamás. Quería ir sólo hacia adelante, hacia adelante, y verlo todo.
Quería que el mundo entero sintiera mi desesperación. No toleraba que mis gritos fueran una simple misiva desde el mundo de mis pensamientos. Era un lugar incómodo para estar sola.

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